Más allá del agua: mercado de carbono y saneamiento básico

El mercado de carbono y el saneamiento básico están más interconectados de lo que se podría pensar, especialmente cuando hablamos de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI). 

Estudios recientes de universidades de todo el mundo revelan que la contaminación de los ríos es la segunda causa más importante de emisiones de GEI en las zonas urbanas. 

Y lo más alarmante es que el metano (CH4), liberado por la degradación de la materia orgánica en ambientes acuáticos contaminados, puede ser hasta diez veces más contaminante que el dióxido de carbono (CO2).

El papel del mercado de carbono 

No hay agua nueva en el planeta, lo que tenemos es agua más o menos contaminada. Entre uno u otro está la desigualdad social, donde hay barrios de la periferia que viven con racionalización hídrica y otros con niveles óptimos de gestión del agua. 

El mercado de carbono fomenta financieramente proyectos que tienen como objetivo reducir las emisiones de GEI a la atmósfera. Y aquí es donde entra en juego el saneamiento básico. 

Mejorar el saneamiento y limpiar los ríos contribuye a la salud pública, mejora la calidad de vida de las personas y también puede generar créditos de carbono para el mundo. 

Por cada tonelada de CO2 no emitida se genera un crédito de carbono. Así, cuando un país logra reducir sus emisiones en una tonelada, recibe la certificación del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL). Esto significa que el país adquiere créditos de carbono que pueden comercializarse con naciones que no han cumplido sus objetivos de reducción de emisiones.

En un mundo donde la sostenibilidad es cada vez más urgente, destaca la relación entre el mercado de C02 y el saneamiento básico. Es un ejemplo esencial de cómo la integración de políticas ambientales y sociales puede generar beneficios para toda la comunidad.